La Torre del reloj de Jaca es uno de los edificios más llamativos que integran el casco histórico de la localidad. Es una interesante muestra de gótico civil que fue construida en el año 1445 como parte de una residencia particular sobre el mismo solar en el que se edificó el palacio del monarca aragonés, destruido por el fuego en 1395. En el pasado fue también sede del Merino, torre de la cárcel y desde 1986 ostenta la condición de sede de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos.
La torre primitiva, promovida por Jorge Lasieso, se levantó en el año 1445 como solución provisional a la destrucción de la Catedral y de sus dependencias carcelarias eclesiásticas como consecuencia de un pavoroso incendio. Su eventual uso como prisión duró poco tiempo. Tras la reconstrucción de los espacios de la Seo dañados por el fuego, se transformó en Torre del Merino (el representante del rey en la ciudad). En 1599 la adquirió el concejo de Jaca por 500 ducados para transformarla en cárcel real. En el documento de compra se certifica que la adquiere “franca y quieta”.
Ese año el Ayuntamiento de Jaca tomó la decisión de instalar un nuevo reloj para dejar de depender del horario que regía el de la Catedral. Esta pretensión se materializó con la instalación de un “reloj civil” en la parte superior de la torre, situada en lo que hoy se conoce como plaza del Marqués de La cadena. Fue el campanero de Broto, Bartolomé de la Rosada, el que realizó las tres campanas, trabajo por el que se sabe que cobró 500 sueldos. El bearnés Bernat de Lasala cobró 3000 sueldos por la hechura de la campaña y los canteros Pedro Gil y Urbano de San Vicente se encargaron de construir el chapitel que tendría que sostener las campanas.
La torre mantuvo este aspecto durante siglos. Incluso durante la Guerra de la Independencia logró salir airosa de las embestidas de los franceses. El General Espoz y Mina escribió el 5 de diciembre de 1813: “Jaca apenas tiene un edificio sano... El de la cárcel”. Durante la Guerra Civil fue utilizada por los sublevados como cárcel y después perdería estos usos hasta quedar vacía. En la década de los años 60 del pasado siglo se eliminó el chapitel y se le dejó su estado actual. En los años 80 fue sometida a una profunda rehabilitación para convertirse en sede de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos.