Como en otras iglesias del territorio, la de Jasa es el resultado de diferentes intervenciones a lo largo de su historia que fueron dejando la huella de las corrientes arquitectónicas y estéticas de cada época. La potente estructura de su nave central y los gruesos pilares sobre los que descansan los arcos de su bóveda de cañón delatan su origen medieval. En el siglo XVI fue transformada con la división de la nave en cuatro tramos cubiertos con bóveda de crucería estrellada.
El templo tiene un coro elevado a los pies como si se tratara de una tribuna. En el lado del Evangelio (lado izquierdo), se amplió el edificio con una nueva nave organizada igualmente en cuatro tramos. En el lado de la Epístola (lado derecho), se abrieron dos capillas familiares, una cubierta con bóveda de crucería simple y la otra con tracería más compleja.
Su dotación artística tiene gran interés. Destaca el conjunto de retablos realizados entre los siglos XVII y XVIII, que ofrecen muchos elementos comunes con otras piezas diseminadas en iglesias del Alto Aragón. Quizá el más valioso es el que está dedicado a Nuestra Señora del Rosario, de tradición romanista y alojado en una de las capillas familiares del lado de la Epístola.