El nombre de Majones aparece documentado por primera vez en el año 1025 para indicar el lugar de nacimiento de “Domna Onneka de Maxonis” (Doña Onneka). En el siglo XI se nombraba Majones como Maxonis o Manxones, como es el caso de Fortún Manxones que en 1055 era tenente de la villa fortaleza, y pertenecía al Monasterio de San Martín de Cillas. En torno al año 1100 Cillas se incorporó a San Juan de la Peña, del mismo modo que poco después lo haría el pequeño cenobio de Santo Ángel de Majones. Majones perteneció durante casi cinco siglos a la familia de infanzones García de Vera.
De aquel enclave fortificado vigilante de la Canal de Berdún sólo permanece una única torre, con entrada superior, saeteras y restos de remate almenado. La torre está datada en el siglo XV, aunque sigue la tipología de las levantadas en el XVI en todo el Alto Aragón. Probablemente esta fortaleza se construyó sobre el anterior y desaparecido castillo románico del siglo XI. El entorno diáfano de la torre permite adivinar o conjeturar el contorno de la fortaleza y sus dimensiones, que a juzgar por el tamaño de la torre superviviente, 18 metros, debía de ser considerable, y comparable al cercano Castillo de Biniés, con el que formaría línea defensiva. Su interior está distribuido en cinco o seis plantas, según los autores.
El castillo fortaleza de Majones formaba línea visual con los de Villarreal y Huértalo para defender la Canal de Berdún.
Al margen de la torre defensiva y la rara iglesia de San Salvador de Majones –la única altoaragonesa de ábside trilobular-, la localidad conserva bellos ejemplares de chimeneas troncocónicas con aberturas triangulares, característicos de esta parte de la Jacetania. A destacar también la arquitectura tradicional en general y las casas cercanas a la iglesia en particular.