La antigua villa de Canfranc se acomoda en el estrecho valle del río Aragón, entre los montes de Aspe y la Peña Collarada, a 1.045 m de altitud. Cercada por espectaculares farallones calizos (Peña Blanca, Cambó y Porrató) y barrancos encajonados (Ip, Aguaré, Curuyé y los Mesés) su entorno paisajístico se muestra, ciertamente, sorprendente.
El núcleo urbano de la antigua villa, histórica capital del municipio, estuvo a punto de despoblarse tras el devastador incendio de 1944. Hoy recupera su población, lentamente, al tiempo que se levantan nuevos edificios de apartamentos en los solares de las viviendas desaparecidas.
Historia Canfranc (Campus Francus) se asoma a la historia en el siglo XI, reinado de Ramiro I, como población fronteriza y sede aduanera, condición que impregnó profundamente su devenir histórico. Sin embargo, recientes hallazgos muestran que estuvo ya habitada en época romana, en relación, sin duda, con la vía romana que enlazaba Caesaraugusta con las Galias a través del Somport (Summus Portus).
Su historia medieval estuvo íntimamente relacionada con el intenso paso de peregrinos jacobeos y es por ello que en Canfranc tenía propiedades (palacio, molino y horno) el hospital de Santa Cristina.
Por razones de cercanía y coincidencia de intereses, la población de Canfranc, esencialmente dedicada a la arriería y al comercio transfronterizo, mantuvo estrechas relaciones culturales con el vecino valle de Aspe, como lo demuestran la toponimia y antroponimia históricas.
Arte El patrimonio artístico de Canfranc conserva todavía muestras de interés, a pesar de los avatares históricos. La iglesia parroquial de la Asunción, edificio que levantaba Juan de Segura hacia 1520, y reconstruido tras los incendios de 1617 y 1944, custodia cuatro interesantes retablos barrocos en sus capillas laterales.
Del histórico castillo, de origen medieval y ampliado por Tiburcio Spanochi en 1592, se mantiene el flanco oriental, destruido el resto en 1928 cuando la construcción de la carretera.
También medievales, de gótica arquitectura, son los restos de una torre situada no lejos de la iglesia, que se han identificado con la casa fuerte que construía el infanzón Aznar Palacín en 1341.
Y en el extremo de la villa, dando la bienvenida al viajero que llega del sur, la silueta característica de la iglesia de la Trinidad. Construida a mediados del s. XVI, gracias al mecenazgo del comerciante D. Blasco de Les, conserva una capilla renacentista y fue panteón del fundador.
Cuenta Canfranc con dos antiguos puentes de piedra, aguas arriba y abajo del casco urbano, destacando por su airosa figura el “puente de Abajo”, de origen medieval y reconstruido en 1599.
Arquitectura popular El incendio de 1944 arrasó tres cuartas partes de uno de los pueblos más hermosos del Pirineo aragonés. Espectaculares tejados de pizarra, de pronunciada pendiente, lucanas redondeadas, ventanales góticos y amplias portadas caracterizaban la arquitectura canfranquesa, con evidente influencia francesa.
El derribo de las ruinas y la urgencia de la reconstrucción acabaron con aquella singularidad arquitectónica, de la que hoy se evidencian contadas muestras. Sin embargo, la particularidad urbanística de su calle-camino, de unos 400 m de longitud, sigue siendo referencia para historiadores del urbanismo medieval.
Fiestas y tradiciones Las fiestas patronales se celebran el 15 de agosto en honor de la Asunción de la Virgen.
Pedanías: Canfranc-Estación
Texto perteneciente al Plan de Señalización de la Comarca de La Jacetania. 2001-2006