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Santa Cristina de Somport.




“Tres son particularmente las columnas, de extraordinaria utilidad, que el Señor estableció en este mundo para sostenimiento de sus pobres, a saber, el hospital de Jerusalén, el hospital de Mont-Joux (Gran San Bernardo), y el hospital de Santa Cristina, en el Somport”, se establece en el Liber peregrinationis del Códice Calixtino (siglo XII), cuyo capítulo IV está consagrado a “Los tres hospitales del mundo”. Y su autor, el francés Aymeric Picaud, añade: “Están situados estos hospitales en puntos de verdadera necesidad; se trata de lugares santos, templos de Dios, lugar de recuperación para los bienaventurados peregrinos, descanso para los necesitados, alivio para los enfermos, salvación de los muertos y auxilio para los vivos. En consecuencia, quienquiera que haya levantado estos lugares sacrosantos, sin duda alguna, estará en posesión del reino de Dios”.

Allí, en la vertiente aragonesa del Somport, era bien necesario un establecimiento de acogida para los viajeros, un seguro y oportuno refugio, pues en su calidad de camino más transitado de todos los Pirineos centrales –practicable, incluso, en invierno-, las situaciones de peligro se multiplicaban. La fama de Santa Cristina se extendió por toda Europa, hasta el punto de que las bulas pontificias lo consideraban “unum de tribus mundi hospitalibus”, confirmando la categoría concedida por Aymeric Picaud.

Hacia el año 1078 debió de existir algún tipo de establecimiento junto al Somport, precedente directo del hospital de Santa Cristina. Y así parece deducirse de un documento sin fecha de Sancho Ramírez (1064-94), por el que el monarca confirma sus donaciones a la abadía bordelesa de la Selva Mayor, en tierras de Ruesta y Tiermas, y las tres “casas” que recibió de un ermitaño, de nombre Hugo, en el Somport, Canfranc y en el Puente de Astorito.

Precisamente la ubicación de esas tres “casas” que regentó el tal Hugo, junto con el hospicio (elemosinaria, limosnería) de los baños de Tiermas, encomendada a la Selva Mayor, dibujan el camino seguido por los peregrinos compostelanos a su paso por la comarca. Itinerario que coincide plenamente con el señalado por Aymeric Picaud: “De Somport a Puente la Reina, éstas son las localidades que se encuentran en la ruta jacobea: la primera es Borce, al pie del monte, en la vertiente de Gascuña,; viene luego, cruzada la cima del monte, el Hospital de Santa Cristina: después Canfranc; a continuación, Jaca; Luego Osturit [Astorito/Puente la Reina de Jaca]: después Tiermas con sus baños reales, que fluyen calientes constantemente. Luego, Monreal, y finalmente se encuentra Puente la Reina.” [Liber peregrinationis, cap. III].

Es decir, que los peregrinos utilizaban las dos vías comerciales más transitadas en el reino de Aragón durante los siglos XI y XII: el camino del Somport, clave en las comunicaciones con el Bearne, y el que dirigía a Pamplona por la Canal de Berdún.

Sensación de seguridad, garantía de buena acogida y reliquias señeras (Santo Crial, San Indalecio…); todo ello favoreció que los peregrinos se aventuraran, especialmente durante los siglos XI al XIII, por los ásperos caminos de Aragón, conformando una de las dos entradas principales a tierras hispanas. Un camino cuya mera existencia se debió, sin duda, a la presencia en el Somport de unum de tribus mundi hospitalibus, el hospital de Santa Cristina.

Extractado de Ona González, J.L., “Comarca de La Jacetania”. Colección Territorio. Gobierno de Aragón.

Oficina de Turismo de Canfranc . [ COMUNES ]

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