El maestro cantero bearnés Ramón de Argelas reconstruyó en 1599 el antiguo puente de Canfranc que había sido destruido por una avenida del río Aragón. Lo dejó escrito para la posteridad en una lápida instalada en el muro norte del puente: Ramón me fecic” (Ramón me hizo).
Entonces se conocía en la localidad como “Pon Nou“(Puente nuevo), según el particular dialéctico canfranqués de origen occitano que se habló en la zona hasta principios del siglo XIX. Se trata de un puente de 35 metros de largo de los cuales 15 corresponden al único arco que supera el río Aragón. En la obra del cantero Ramón de Argelas se utilizaron piedras de diversas calidades, labradas en sillares en su zona inferior y en rosca de arco y mampostería en los muros.
La fecha de su reconstrucción descarta directamente su pertenencia al estilo románico, como se ha venido difundiendo generalmente en los últimos tiempos. Sólo unos restos de su base medieval son apreciables actualmente, el resto de la construcción se levantó, como está constatado, a finales del siglo XVI.