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El prestigioso diario francés Le Monde se refirió recientemente al Museo Diocesano de Jaca como “una de las más bellas colecciones de pinturas murales románicas del mundo”. El rotativo parisino no hacía sino confirmar la admiración general que levanta el Museo jaqués, reinaugurado a principios de 2010 por los Príncipes de Asturias después de una profunda remodelación, ampliación y modernización. Tras esta relevante reforma el espacio expositivo ofrece más de 2.000 m2 de arte medieval en su máxima expresión, del que sobresale la extraordinaria colección de pinturas murales originales, de estilos románico y gótico, que fueron rescatadas de varias iglesias de la Diócesis de Jaca. Sin duda, este conjunto de frescos hace del jaqués uno de los museos de pintura medieval más importantes del mundo.
Pero también se muestra una interesante selección de capiteles, tallas de vírgenes y Cristos, y rejas románicas. En la década de 1960 a 1970, la diócesis de Jaca sorprendió al mundo con la recuperación de varios conjuntos de pinturas murales pertenecientes a la época medieval. Se había salvado un riquísimo patrimonio cultural aragonés que más tarde formaría uno de los museos de arte románico más importantes de España y Europa. Bien es sabido que las iglesias del románico, casi por definición, no se daban por terminadas, mientras en su interior no estuvieran recubiertas de pintura, en sus muros, ábsides, bóvedas. Hasta tal punto que no se puede imaginar un espacio interior románico vacío. No se trataba de adornar, porque la forma de expresión del románico está totalmente ligada a la austeridad y sencillez. Se trataba, más bien, de ofrecer a las gentes que no sabían leer, en imágenes, toda la historia de la Salvación.
La más valiosa es la Sala Bagüés. Estas pinturas fueron arrancadas de la iglesia por la familia de los Gudiol en el verano de 1966, para después ser trasladadas al lienzo y recolocarlas, en sus talleres de Barcelona, en los paneles con que ahora se muestran. Para su presentación en el Museo de Jaca se construyó una sala que reproduce exactamente las mismas dimensiones de la iglesia de las que fueron trasladadas. Representa el conjunto de pintura mural más grande que se conserva en España de estilo románico.
Importante es también el conjunto, que se ha podido rescatar, de las pinturas románicas de la Iglesia Parroquial de Navasa. Del mismo modo, valdría la pena recordar los distintos conjuntos pertenecientes al gótico: los nombres de Concilio y de Osia, de Uriés y de Orús, de Susín, de Sorripas, Huértalo, Cerésola y Sieso de Jaca, de Ipas, de Escó y de Bergosa... Al ábside de San Juan Bautista de Ruesta pertenece la cabeza del Pantócrator, imagen clásica tal y como se describe en el Apocalipsis.